La mala comunicación suele ser uno de los principales problemas de las empresas, sean o no familiares, si bien en estas últimas, al mezclarse familia y empresa, los problemas derivados de una comunicación deficiente suelen tener consecuencias más allá de la empresa, pudiendo afectar también a la armonía familiar.

Hay 6 aspectos que es importante abordar en el momento del relevo generacional y que ayudan a mejorar sustancialmente los problemas de comunicación de las empresas. Estos son: la gestión de la confianza, el comunicarse con las personas en función de su personalidad y forma de ser, tener presentes los ciclos de vida, la confusión de roles, la práctica de la escucha activa y, por último, el uso del soporte adecuado. La experiencia nos demuestra que en las empresas en las que la Dirección es sensible a estos temas y se ponen en práctica, la mejora de la comunicación es inmediata.

La gestión de la confianza

Construir relaciones basadas en la confianza es primordial, pues en un entorno de confianza, las decisiones, la velocidad de implantación de las mismas y las probabilidades de éxito aumentan exponencialmente. En su ausencia, se abre la puerta de los conflictos de difícil solución.

Comunicación y confianza van de la mano. Pero también hay otros elementos que facilitan las relaciones de confianza. El primero es la credibilidad basada en las credenciales, competencias y logros. El segundo es la fiabilidad, que viene marcada por el cómo se cumplen los compromisos. El tercero es la empatía, entendida como la capacidad de entender y saberse poner en el lugar del otro. Por último, la ausencia de interés propio es fundamental para poder trabajar por el bien común.

Llevado al terreno de la empresa familiar, además de lo anterior, se necesita transparencia y muchísima asertividad. La falta de información y de transparencia suelen generar falsas percepciones sobre las que, muchas veces, se construyen posiciones y verdades absolutas que, evidentemente, no favorecen la comunicación. Por otro lado, edificar un clima de relaciones asertivas, en las que todos puedan defender sus posiciones con prudencia y pensando en el bien común, favorece que confianza y comunicación se canalicen de forma positiva.

Comunicarse con las personas en función de su personalidad y forma de ser

Muchas veces se intenta comunicar un mensaje, ya sea de forma oral o a través de otro soporte, sin tener en cuenta que cada persona codifica y decodifica los mensajes en función de su personalidad y forma de ser. Después el emisor se sorprende de que el mensaje, que para él era muy claro, sea percibido e interpretado de forma muy diferente a lo que él pretendía.

Por esta razón, es importante comunicarse con las personas en función de su personalidad y forma de ser. Al respecto, William Moulton Marston, en su teoría de los cuadrantes del talento (perfil DISC), sostuvo que las personas nos agrupamos en cuatro patrones o estilos de personalidad:

  • Patrón dominante (anglo-sajón): Personas directas, dominantes, basadas en resultados, contundentes, tenaces, con mucho ego, racionales, extrovertidas y poco sensibles. (Perfil gerencial).
  • Patrón influyente (latino): Personas extrovertidas, entusiastas, confiadas, persuasivas, impulsivas emocionalmente. (Perfil comercial y de trabajos creativos).
  • Patrón estable (nórdico): Personas pacientes, sensibles, reflexivas, humildes, serenas, diplomáticas. (Perfil óptimo en el trabajo en equipo y trabajos relacionados con los RRHH).
  • Patrón analítico (germánico): Analíticos, prudentes, meticulosos, reservados, predecibles, sistemáticos. (Perfil administrativo, contable, de corte técnico y de calidad).

Saber lo que motiva a cada grupo, lo que le incomoda, lo que busca, lo que teme, como actúa bajo presión, etc. es fundamental para que cuando nos comuniquemos con una persona, la comunicación sea realmente efectiva. Y si bien es cierto que nadie responde cien por cien a un patrón, casi siempre se tiene mayor afinidad con uno, y esto es algo que hay que tener muy en cuenta a la hora de confeccionar equipos de alto rendimiento. En cambio, se cree que los grandes líderes son las personas que tienen un equilibrio de los cuatro patrones en sí mismos.

Tener presentes los ciclos de vida

Además de los diferentes patrones en función de la personalidad y de la forma de ser, hay otro elemento que influye enormemente en la comunicación, y es el momento del ciclo vital en el que se encuentran las personas. Delante del mismo problema no reaccionan igual un millennial, una persona en la órbita de los 30 con hijos pequeños, una persona en la órbita de los 40-50 con hijos adolescentes o una persona en los 60 en las puertas de la jubilación. Los estados vitales, las inquietudes y las expectativas son diferentes y esto también hay que tenerlo presente cuando se pretende comunicar un mensaje.
La confusión de roles

Este punto es muy propio de las empresas familiares en las que, muchas veces, a la hora de comunicarse con personas de la familia o con otros trabajadores, se confunde el rol de propietario, el de familiar y el de accionista. Resulta habitual en una comunicación jefe-trabajador leer estilos de comunicación de padre a hijo o encontrarse con accionistas familiares que ni gestionan ni administran el negocio, pero que piensan que sí y que actúan con el personal de la empresa como si fueran sus jefes. La confusión de roles supone un muro a la comunicación, además de ser una importante fuente de conflictos, y debería evitarse.

La práctica de la escucha activa, saber escuchar

La escucha activa es un elemento indispensable para la comunicación eficaz, aunque, lamentablemente, en el mundo de la empresa muchas veces se oye pero no se escucha. En todas las empresas, pero todavía más en la empresa familiar, hay que aprender a escuchar activamente, es decir, a prestar atención no solo a lo que la persona está expresando directamente, sino también a los sentimientos, ideas o pensamientos que subyacen a lo que está diciendo. Esto implica entender la comunicación desde el punto de vista del que habla y aprender a identificar el mensaje que intenta transmitir y reflexionar en torno a ello, y no simplemente limitarse a oír sus palabras.

Además de escuchar, hay que prestar atención a la comunicación no verbal. Cuando escuchamos de verdad no solo oímos las palabras, sino que vemos a la persona y, a través de sus gestos, tono de voz, expresión facial, etc. comprendemos qué nos quiere decir en realidad, sus sentimientos y su posición.

En definitiva, escuchar requiere poner en práctica nuestros dotes de empatía, paciencia, mirar y ver a la persona, atenderla, ponernos en su lugar y comprender sus sentimientos.

El uso del soporte adecuado

El uso inadecuado del soporte también suele ser una fuente de problemas de comunicación y más en este cambio de época que vivimos, en el que los soportes digitales toman mayor importancia día a día. Es cierto que hay temas que se pueden tratar por WhatsApp y por correo electrónico, pero hay otros que requieren ser tratados oralmente, poniendo en práctica la escucha activa.

Utilizar un soporte inadecuado, además de generar confusión y desmotivación, genera una cultura y unas prácticas que luego se repiten en la organización, que no son precisamente de excelencia.

Resumiendo, si bien es cierto que la comunicación es uno de los principales problemas de las empresas y, si cabe, todavía más en el caso de las empresas familiares, está en nuestras manos que este problema tenga un mayor o menor impacto en la compañía. Que la Dirección se sensibilice sobre la importancia del problema y tome conciencia de su magnitud es clave para poner en marcha las medidas correctoras.

Trabajar los puntos que hemos tratado en este artículo mejorará la calidad de la comunicación en la empresa y con la familia y, por esta razón, es recomendable que, llegado el caso, lo tengáis en cuenta también a la hora de planificar las actividades formativas.

Vuestra empresa, empleados y familia lo agradecerán.


Artículo publicado en la revista Gremi núm. 262 2ºT/2018

Autor: RICARDO AGUSTÍN – FUNDADOR DE FAMILY BUSINESS SOLUTIONS Y CONSULTOR DE EMPRESAS FAMILIARES